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Reflexiones sobre la innovación legal en tiempos de cambio

Reflexiones y aprendizajes contracorriente sobre la innovación legal

Seguimos sumando años desde la primera conversación acerca del futuro del sector legal, del pronóstico sobre nuestra posición a diez años vista y qué obstáculos nos encontraríamos durante el camino. El objetivo de este artículo es exponer algunas ideas, a título personal, que tienen como finalidad alcanzar un equilibrio entre aquellas ideas o posiciones populares en estos tiempos de cambio en el mundo legal. Por supuesto, la intención de quien escribe no es pretender ser contracorriente, más bien alguien que contribuya a la reflexión y el análisis.

El sector y la profesión legal, como sinónimo de ser los más tradicionales.

Solo es posible aceptar esta afirmación en su totalidad, si hacemos una comparativa sin más información entre nuestro sector y otros como el de la banca, la tecnología o la logística. Aunque es cierto que tenemos una agenda pendiente como sector, es necesario que las comparaciones con otros sectores sean con una visión más amplia.

Creo que se suele llegar a un error de percepción cuando nos comparamos solo con las empresas líderes de estos sectores, olvidando la realidad de un gran porcentaje de empresas que pertenecen a estas industrias.

De nuevo, es innegable el largo camino que el sector legal ha de recorrer, al igual que son muchas las oportunidades por explotar. Sin embargo, al igual que otras profesiones y sectores, nos encontramos en un proceso constante de evolución, todo ello, en función de lo que los competidores generan y exigen y de las nuevas necesidades de los consumidores.

Decir que somos innovadores y hacemos las cosas diferentes, no es sinónimo de ser líderes y referentes.

Debo decir que, durante estos años, nuevos actores que han salido al mercado han sugerido a viva voz qué deben hacer las firmas, las gerencias legales o los abogados en general. Esto sería positivo si es que, en un momento de audacia, la experiencia y los datos acompañaran las sugerencias o premisas que desarrollan.

Es bueno pedir mesura, porque gestionar un nuevo proyecto con un equipo de 5 o 10 personas y decir que, de no aplicar las reglas innovadoras de gestión, ciertos modelos de trabajo o estructuras disruptivas, una organización o abogado en cuestión es prehistórico, es, definitivamente, no conocer lo que se critica.

Hay escenarios que se deben vivir para saber por qué no se hace todo lo nuevo que se sugiere, pues es muy distinto manejar un emprendimiento en el sector legal a liderar equipos de más de 30, 50 o 100 personas, tener capital humano que acompañan más de 15 o 20 años en una organización, estar presentes en operaciones que marcan la pauta de la economía en un país, ser un referente o líder por conocimiento y experiencia en las materias en las que uno ejerce y además de mantener viva una organización en países con crisis constantes.

Ganarnos el derecho a opinar y más aún el privilegio de enseñar.

Quizá sea un error de percepción, pero creo con el deseo de democratizar la enseñanza del derecho y temas innovadores vinculados a este sector, nos olvidamos de exigir lo que se debe a quien tiene el privilegio de dictar una ponencia.

Recuerdo cuando estudiaba en pregrado, la exigencia a quienes eran ponentes era muy alta. Solo podrían ser invitados a dar una presentación en público quienes habían acreditado varios estudios sobre la materia o desarrollado gran experiencia al respecto.

Y pediría tomar esto como una crítica constructiva. En materias recientes como las nuevas tecnologías, el derecho de la moda, compliance, innovación legal entre otras, he podido apreciar que, por el deseo de posicionarse en estos temas, muchos abogados hacen exposiciones que no van más allá de lo superficial, lo que no aporta mucho valor debido a la falta de experiencia o de profundidad académica. Suele pasar en estos casos que se repite lo que se lee o escucha como tendencia, sin validar y aterrizar a casos prácticos o a la realidad de cada región o país.

Por tanto, en mi opinión, no está mal ser pacientes y humildes. Es mejor ir ganando de a poco el derecho a opinar, y, sobre todo, el derecho a enseñar; esto con el interés de seguir mejorando la formación de los abogados.

La emoción no puede vencer la observación y el análisis.

Parece que en esta última mitad de década hemos vivido varios trending topic del sector y muchos con el deseo de no perder el reflector han salido a hablar y pronosticar del “tema del verano”.

Cuando un nuevo tema llega a nuestro sector, es conveniente investigar, leer, conocer, experimentar, observar y analizar. Este proceso permite ir más allá de la percepción inicial, evitando caer en las afirmaciones o pronósticos erróneos. Por citar unos ejemplos:

La pandemia supondrá la transformación de la industria legal en la región. Tras dos años, el nivel pronosticado para LATAM en diversos foros no ha alcanzado a superar ni la primera fase de transformación.

La innovación legal, el New Law o las ALSP regirán el mercado la próxima década. Han existido avances, iniciativas o proyectos, aunque estos términos juntos ya no lo vemos con tanta frecuenci

Metodologías ágiles, si no se implementan en tu organización, no te estás adaptando a los retos del sector. A mi parecer, este tema como los mencionados anteriormente, están en pleno desarrollo, no obstante, a muchos se les fue la emoción de consolidarl

La inteligencia artificial y Legal Tech. Los abogados serán reemplazados en poco tiempo. Los avances en este ámbito son más que evidentes, pero nada comparado con los pronósticos dados en sus inicios, pues son notorias las correcciones, sobre afirmaciones hechas y dichas en el camino

Por ello, bajo mi punto de vista, ante una nueva tendencia, no debemos emocionarnos y buscar pronosticar, a veces es más conveniente observar, profundizar y aplicar. Esto nos dará conocimiento y experiencia para brindar una visión más aterrizada.

La nueva realidad, la nueva normalidad, la nueva era.

Muchos hemos escuchado diversas aseveraciones sobre “aquello que vino para quedarse”, esto es, cuáles serán, a partir de ahora, las formas predominantes de trabajo en equipo y otras afirmaciones sobre cómo será el sector legal de ahora en adelante.

En mi opinión, recientemente expuse que, para saber qué costumbres, qué formas de trabajo o qué prácticas impulsadas por la pandemia se quedarían, deberíamos esperar a que la sociedad eligiera libremente, esto es, cuando nuestras decisiones, las políticas de empresa o la normativa actual no tengan un factor influyente y condicionante (como la pandemia). En un par de años, podremos ver realmente qué es lo que nuestra sociedad incorporó y se quedará.

El metaverso y las nuevas formas de conectar en la sociedad.

Aquí, tal vez sí opine diferente a la tendencia actual. Y es que, en lo personal, no creo que debamos aceptar que lo digital predomine sobre lo físico en la sociedad, en especial cuando hablamos sobre la construcción de relaciones interpersonales. Aunque yo mismo sea una persona con muchos hábitos y conocimientos digitales que aplico tanto en el trabajo como en mi vida personal, creo que los seres humanos somos sociables por contacto. Esta tácita aceptación de que lo digital es muy bueno no nos deja ver todos los vicios, carencias y debilidades que tiene.

¿Por qué sucumbir a una realidad virtual si el mundo real sigue sorprendiéndonos? ¿Por qué creer que se crea la misma cultura en una organización de abogados a través de Zoom u otros aplicativos digitales?, cuando realmente las grandes conexiones se hacen con las experiencias cercanas que vivimos en equipo.

En lo particular, nunca cambiaría una reunión inicial con un cliente en un café, restaurante o su oficina por una reunión virtual. Y he captado clientes en tiempo de pandemia de forma digital, pero no he logrado alcanzar el mismo nivel de confianza que con aquellos a quienes he visitado y con quienes he conversado físicamente en tantas oportunidades. Desde mi perspectiva, el apretón de manos, la mirada fija en la conversación y la conexión real siempre será más enriquecedora y profunda en persona; y más en una industria donde lo que vendemos y lo que termina siendo un gran diferencial es la confianza.

Aunque la lista de reflexiones y aprendizajes depende de la experiencia de vida de cada uno, sé que podremos coincidir en algunas ideas expuestas y en otras no. No soy dueño de la razón, ni mucho menos puedo decirle a alguien cómo debe ver las cosas. No obstante, he querido darme la licencia de poder compartir algunas opiniones distintas a modo de invitar a la reflexión, al análisis y al cuestionamiento, tan necesario en una profesión como la nuestra.

Finalmente, seguimos analizando un sector que está iniciando su transformación, ¿cuál será el ritmo que llevará? La respuesta es, hoy, incierta, dependerá de muchas variables y, también, de nosotros.

Servicios legales en el Perú a un año de la pandemia

Servicios legales en el Perú a un año de la pandemia: desempeño y oportunidades

En su mayoría, las grandes firmas legales, desde julio hasta octubre de 2020, utilizaron como estrategia para amortiguar el impacto la reducción de sus equipos. El tamaño de estos disminuyó entre 15% a 25%. Asimismo, tenemos datos que indican que, entre abril y junio de 2020, por el clima de incertidumbre al iniciar la pandemia, las firmas legales optaron por ajustar temporalmente, y de acuerdo con el nivel de ingresos, de 20% a 40% las remuneraciones de su personal a fin de evitar despidos.

En las medianas y pequeñas firmas, el escenario no ha sido tan distinto. No obstante, hubo un grupo interesante en el que el impacto fue el inverso. Gracias a su agilidad para adaptarse y posicionarse frente a un mercado donde la captación de clientes pasó de ser presencial a digital, este grupo logró una ventaja competitiva. De hecho, la facturación de algunas de estas empresas se incrementó el año pasado de 5% a 20% en comparación con 2019.

Sin duda, un impacto inevitable de la pandemia tuvo lugar en las tarifas de los servicios legales. Muchas firmas entraron en una fuerte competencias de precios, lo que generó una contracción inevitable. Sin embargo, como nota positiva, hay que señalar que esta situación se compensó parcialmente con una mayor demanda de servicios, especialmente los relacionados a las exigencias del Gobierno para reabrir la economía.

A un año del inicio de este contexto en el Perú, también hemos visto que se han presentado varios cambios y oportunidades en el sector legal. Uno de ellos es el emprendimiento. Más del 50% de los abogados que trabajaban en firmas o empresas, y que por esta coyuntura tuvieron que salir de ellas, decidieron emprender. En su mayoría se han enfocado a abrir boutiques de su especialidad, con una alta inversión en estrategias digitales.

Otra consecuencia, pero a la vez una oportunidad, para las firmas legales ha sido la necesidad de innovar. ¿La razón? Existen clientes más exigentes y digitales. Ello demanda proveedores legales más competitivos y capaces de ser rentables. De hecho, la coyuntura sirvió para que la inversión en tecnología, una pieza importante para innovar, aumentara.

También ha sucedido que varias firmas se han concentrado en crecer sus negocios. Por tal motivo, se ha puesto en agenda una importante oportunidad para el sector: la diversificación de servicios y productos. Consideramos que este proceso seguirá avanzando este año.

La expectativa que tienen las compañías de servicios legales en Perú y en la región es crecer de 5% a 15% respecto al año pasado. En este contexto, será clave que las firmas inviertan más en estrategias de marketing digital, software de gestión enfocado en el cliente y en sus servicios, entre otros campos. Sin duda, las oportunidades están disponibles. El reto del sector es aprovecharlas.

Legaltech: ¿cómo ha evolucionado su uso en el Perú?

¿cómo ha evolucionado su uso en el Perú?

Con la pandemia, firmas y abogados litigantes han tenido que adaptarse, de manera acelerada, al uso de herramientas tecnológicas para continuar brindando sus servicios.

Acostumbrados al contacto presencial para llevar adelante un litigio, sea en su relación con el cliente o con los administradores de justicia, los abogados también han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos impuestos por la pandemia.

Por lo que además de valerse de los sistemas de videoconferencias, también han tenido que invertir “rápidamente” en legaltech, aquel concepto que engloba a las herramientas tecnológicas o software vinculados a la industria legal y que ha empezado a ganar terreno en nuestro país, según refieren en Gericó Associates (GA).

“La coyuntura ha forzado al sector a dar pasos más acelerados. Antes solo se valían de la presencialidad para la relación y prestación del servicio, pero el legaltech, en esencia, ha hecho que las firmas de abogados, gerencias legales o entidades públicas sean más eficientes porque permite que los abogados realicen sus actividades de forma más automatizada, ágil y con un mayor valor agregado”, afirma Wilfredo Murillo, experto en la industria legal y socio en Perú de GA.

Aclara que aunque se trata de un término que se confunde mucho con lo vinculado al derecho de las nuevas tecnologías o derecho digital, el legaltech alude a la tendencia que identifica a la tecnología aplicada a la industria legal, tal como sucede con las fintech (tecnología financiera), edtech (tecnología educativa), proptech (tecnología para el sector inmobiliario) o biotech (biotecnología).

“Amazon, por ejemplo, ya ofrece servicios como registro de marca y eso demuestra que la tecnología está haciendo que ciertos servicios ya no solo sean prestados por firmas de abogados” afirma seguro de que en el Perú aún tenemos un camino pendiente por recorrer a nivel de infraestructura TI, desarrollo de big data, aplicación de inteligencia artificial o cultura digital, tanto en el caso de los abogados como de las empresas o personas.

PANORAMA PROMETEDOR

En cuanto a las tendencias que eran comunes en las firmas legales y que tras la pandemia han quedado en desuso, Murillo sostiene que la presencialidad para las reuniones con clientes y equipos de trabajo, ha pasado a ser casi una excepción, mientras que las reuniones constantes (en oficina, almuerzos, cócteles, eventos) se redujeron hasta en un 80%, generando mayor disponibilidad de los socios o abogados senior para temas de atención de proyectos, casos o clientes.

A pesar de lo que las firmas legales podrían ganar con la automatización de sus procesos, el especialista sostiene que su implementación solo está siendo aplicada por el 20% o 30% de las firmas de abogados debido a que la mayoría se está enfocando en el desarrollo del negocio, estrategias digitales y retención del talento.

Pero las organizaciones que ya han iniciado este camino –explica– han potenciado la dedicación de sus equipos a más proyectos, logrando un mejor tiempo de respuesta al cliente y una estandarización en la calidad de información y servicio, a pesar de estar en fases intermedias o iniciales.

¿Qué podría pasar en el futuro? Según Wilfredo Murillo, en el mediano plazo, la automatización le puede generar a las firmas un ahorro de 30% en tiempo y ocupación. “Con una buena estrategia y visibilidad de estos indicadores, podríamos hablar también de una reducción de infraestructura, equipo y una mayor capacidad para brindar servicios. De acuerdo con estos elementos, las ganancias podrían acercarse a un 20% más en una primera fase de implementación”, afirma.

AJUSTES PENDIENTES

Y aun cuando hay más oferta de servicios legales en línea y los clientes exigen mejores tiempos de respuesta, prontitud de la información y mayor iniciativa, el legaltech –a decir del especialista en industria legal– enfrenta un reto mayor que “se vincula a la escalabilidad de sus propuestas, a la infraestructura que hay dentro de las organizaciones y a un mayor porcentaje de demanda”.

Pero, tomando en cuenta que recientes informes internacionales señalan que un 79% de abogados y firmas legales consideran al legaltech como herramienta fundamental para la continuidad del sector en tiempos de pandemia, Wilfredo Murillo asegura que en el Perú, su percepción como elemento fundamental para la continuidad de los servicios, se ha dado principalmente en mantener el contacto con el cliente, tanto para la captación como para la prestación de servicio.

“Un gran porcentaje de abogados entiende el valor del mismo y se sabe que tarde o temprano los que presten sus servicios sin apalancarse en tecnología, desaparecerán. Sin embargo, el panorama es que mientras que las herramientas tecnológicas sigan teniendo un costo alto para los abogados de firmas pequeñas o prácticas independientes, estas no se masificarán, más allá de tener en cuenta que lo necesitarán”, aclara.

Por esa razón, considera que en el país la complicación para implementar esta tecnología se ha frenado muchas veces por cuestiones de presupuesto porque a pesar de que un 60% de las firmas lo considera una prioridad, al momento de invertir, solo un 30% lo puede hacer en el corto plazo.

“El legaltech dejó de ser un término de moda, no es algo que pasará, vino para quedarse y se debe seguir trabajando en los equipos y más aún en los abogados porque a pesar de que se dice que los servicios legales son uno de los más tradicionales, la tecnología jugará un rol importante en su proceso de transformación”, anota.